La previsión meteorológica no estaba nada clara, pero finalmente las lluvias cesaron y las procesiones pudieron salir a la hora prevista la noche del Viernes Santo.
A las 21:30, la Virgen de la Soledad partía desde la Parroquia de San Sebastián. Simultáneamente, desde la Iglesia de las Mercedes, el Santo Entierro.
El Nazareno, media hora más tarde desde la Parroquia.
Tras el encuentro entre el Nazareno y la Virgen de la Soledad, las dos procesiones avanzaron juntas hacia la Plaza Mayor.
Desde la Iglesia del Carmen, a las 22:20 salió el Cristo de la Salud, cruzándose con el Nazareno antes de realizar un rodeo hasta la Plaza Mayor. Le seguía el Santo Entierro.
Las cuatro procesiones completaron su recorrido hasta encontrarse en la Plaza Mayor, donde, minutos antes de que terminara esta emocionante tradición, los paraguas volvían a abrirse, obligando a acelerar el ritmo de vuelta a la Parroquia.